Estos son días muy hogareños, apetece quedarse en casa con una taza de chocolate y calentándote los pies al calor de la chimenea. Fuera, el frío invernal domina las calles. Los niños juegan a tirarse bolas de nieve y los más mayores caminan mirando dónde pisar con miedo a un posible resbalón
A ti no te apetece arriesgarte a esos peligros, así que has optado por ponerte el pijama y las pantuflas y encender esa chimenea ancestral que tanto decoráis durante todo el año, pero a la que por fin le has encontrado una utilidad.