
Parecían unas construcciones bajo el agua, un templo ruinoso... ¿Será esta la ciudad sumergida de Atlántida? ¡No había mucho tiempo para pensar!
A su derecha encontró un teleport mágico, y a su izquierda se encontró otro igual... Benbi, que se estaba ahogando no lo pensó y se metió por el que tuvo más cercano.
De seguida Benbi subió a la superficie... Sólo había el silencio roto por el tímido dulce canto de unas sirenas posadas sobre unas rocas. Fue entonces cuando Benbi vio una pequeña isla, y empezó a nadar hacia ella.
Recordando la historia de Ulises, las sirenas tenían el poder de atraer hacia ellas a todos los marineros que las escuchaban, haciéndoles perderse y desviarse de sus rutas.
Benbi fue suficientemente inteligente y se tapó los oídos para evitar males mayores. No tuvo otra que adentrarse en una gran construcción donde en su interior albergaba una gran cantidad de esculturas. Un solo paso bastó para que una de esas esculturas saliera despedida hacia Benbi con intenciones claras de dañarlo.
Benbi, alzó la vista y vio como en el techo del panteón había un tridente de dimensiones bestiales esculpido en piedra... ¿Sería lo que vio bajo el mar? ¿Era nada más y nada menos que el Reino de Poseidón?
Pocas ganas le quedaron de seguir en ese panteón... ¡Salió de allí y se adentró en la isla! [...]
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